El ABC para escribir tu historia: los pilares indispensables que toda narración necesita

Pablo Poveda
6 min readAug 2, 2021
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Antes de empezar a escribir, deberías tener una idea. Todo empieza con una idea.

Desconozco cuál es tu idea y también cuáles son tus intenciones.

Si es un libro de cocina, vamos mal (al menos, en este artículo).

Pero vayamos a la IDEA de tu libro…

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros sabemos que tener la idea no es la parte difícil. Ideas hay muchas, mires donde mires (de hecho, siempre hay alguien que te dará una idea millonaria para que la escribas), pero lo que cuesta es escribir una historia que sea interesante.

La mayoría de ideas comienza con un ¿Y sí…?, o tomando dos conceptos y mezclándolos a la vez.

¿Y si la Segunda Guerra Mundial hubiera tenido otro final?

¿Y si los superhéroes existieran?

¿Y si un arqueólogo se dedicara a recuperar los tesoros que roban los nazis?

¿Cuántas veces has leído el argumento de Romeo y Julieta cambiado de contexto? ¿Y el de Juego de Tronos?

Quizá ya tengas tu método para sacar la idea de tu próximo libro, pero si no es así, recuerda que las mejores ideas llegan combinando las historias que ya conocemos (y que han funcionado) con lo inesperado.

Ahora vamos a desarrollar esa idea…

La historia

Toda historia tiene una estructura que combina ciertos elementos y pautas para que la podamos entender. Existe una diferencia entre la idea y la historia. La historia tiene una estructura que está compuesta de unos pilares básicos para que todo tenga sentido. Sin estos elementos, perdemos el interés o nos genera confusión. Existen muchas teorías acerca de la estructura de las historias. Hay muchísima información en la Red.

El autor Christopher Booker dice que toda historia tiene en su estructura los siguientes elementos:

Protagonista: que normalmente cae bien al lector, aunque no tiene por qué hacerlo moralmente. Si no gusta o es aburrido, la lectura puede ser un tedio. Tu historia puede tener varios protagonistas, pero es importante que haya un héroe o heroína central.

Antagonista: no tiene por qué ser una mala persona, pero sus objetivos han de ser opuestos a los del protagonista. Tampoco tiene por qué ser humano, ya que puede representar a otras entidades como la naturaleza, las emociones, un virus…

Conflicto: el conflicto es lo que provoca que tu protagonista y tu antagonista no puedan conseguir sus objetivos. Hay que lanzarlos todo el tiempo contra ese conflicto para generar confrontación y provocar en el lector una sensación de interés.

Fases: el conflicto genera consecuencias para quienes no logran sus objetivos. Si las consecuencias no afectan demasiado, el lector perderá interés. Tanto antagonista como protagonista deben sufrir para que la historia golpee al lector y lo lleve hasta el final.

Antes de continuar, como toda práctica creativa, he de advertirte de que no existe una manera de escribir un buen libro, ni tampoco una estructura perfecta. Hay tantos métodos como personas y yo te ofrezco algunas fórmulas para que pongas en práctica tu creatividad.

Ahora que conoces los pilares de cada historia, vamos a profundizar en una estructura que encontramos en la mayoría de novelas y películas que tenemos a nuestro alcance. Es una estructura sencilla, detallada y que ya conocemos…y que marcará el curso de tu historia.

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¿Y qué viene primero, los personajes o la trama?

Es una pregunta engañosa. La realidad es que ambos van a la vez. Después de todo, tus personajes necesitarán de acciones para mover la historia, y ésta necesitará a tus personajes para avanzar.

La buena noticia es que puedes empezar desarrollando a los personajes o puedes ir directamente a la trama. Algunos escritores no empiezan la trama sin haber desarrollado a sus personaje. Otros, hacen lo contrario. Yo necesito al personaje antes de meterlo en un problema (al menos, al principal). Pero vamos a seguir unas reglas básicas que te servirán de ayuda:

REGLA 1: Tu protagonista debe caer bien. No me refiero a que sea buena persona o que moralmente se le considere tal. No. Debe caer bien al lector, aunque sea un asesino en serie. Por ejemplo, piensa en Vito Corleone de El Padrino. ¿Cómo nos cae tan bien un criminal como Corleone?

Existe un pequeño truco llamado Save the cat. En las primeras escenas de tu novela, haz que el protagonista cometa una buena acción para ganarse la simpatía del lector.

REGLA 2: El antagonista debe tener sus propias motivaciones y creer que está haciendo lo correcto (por tanto, todo lo que hace, lo justifica).

REGLA 3: La trama ha de ser realista y consecuente con las motivaciones de tu protagonista. Si escribes un thriller y tu protagonista tiene que salvar a un rehén, no te lo lleves dos horas a dar una vuelta para comprarse un helado.

REGLA 4: Subtramas. Son el resto de ingredientes que acompañan a tu historia principal. Una gran manera de demostrar la naturaleza de tus personajes, la relación que tienen con otras personas, su filosofía de vida, sus sentimientos. ¿Por qué es tan torpe? ¿Es un trauma del pasado? ¿Se va declarar sentimentalmente? ¿Y qué hay de su mal carácter? Recuerda, hasta Terminator tenía detalles con su creador. Al lector le encanta saber más sobre la vida del protagonista y también del entorno en el que se mueve. No olvides las subtramas.

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Anatomía de la historia

Aunque después profundizaremos en la anatomía de la historia del protagonista (monomito de Joseph Campbell y estructura que puede servir como anatomía de la historia principal), toda trama tiene siete fases que no pueden faltar en tu historia:

1. FASE DE PREPARACIÓN: presentación de los personajes, el tema principal, la conexión con los lectores. Aquí es donde nuestro protagonista se muestra tal y como es en un día normal, haciéndolos más empáticos y así generando una conexión con el lector.

2. LLAMADA A LA AVENTURA: el evento que fuerza al héroe a pasar de su vida normal a reaccionar y saltar a la aventura (Neo en Matrix es un buen ejemplo).

3. JUEGOS Y DIVERSIÓN: el protagonista reacciona a los eventos, descubre nuevos elementos de la historia y tiene una necesidad por resolver su conflicto.

4. PUNTO DE INFLEXIÓN: un accidente empuja al protagonista a tomar un papel principal y más activo en la historia. Sube la tensión. Debe arriesgar para alcanzar su objetivo (o sabe que fracasará).

7. FASE PROACTIVA: el protagonista comete un error garrafal y todo se hunde. El antagonista ahora va a por el protagonista. Está a punto de fracasar pero renace de las cenizas y decide enfrentarse a sus mayores miedos para alcanzar el objetivo.

6. ENCUENTRO FINAL: protagonista y antagonista se enfrentar. Uno de los dos vencerá. Es importante que aquí haya un diálogo largo que resuelva y justifique todas las cuestiones anteriores.

7. CONCLUSIÓN: todas las preguntas obtienen su respuesta y todas las tramas y subtramas se cierran con naturalidad. No termines con un cliff-hanger o el lector te odiará de por vida.

Ahora que conoces los siete puntos principales, ya puedes empezar a dar forma a tu historia.

Recuerda que estos son los pilares necesarios para que todo tenga sentido.

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Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras.

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Pablo Poveda

Escritor mediterráneo. Finalista del Premio Literario Amazon 2018 & 2020. Encuéntrame en http://elescritorfantasma.com.